The horror, diría Kurtz en las profundidades de las tinieblas, el último círculo del infierno en El Congo.
No se puede pretender que somos una sociedad civilizada que se debate entre dos modelos políticos o económicos, ni continuar llenándonos la boca con la palabra democracia o justicia social; para qué seguir jugando a la modernidad; de qué sirve la indiferencia, el vacilón, la rumbita y la playita y pensar: eso no me toca, está muy lejos de mí. Seamos honestos, después de estas imágenes, ¿qué otro horror arrojará la impunidad, la ausencia de justicia y de instituciones, la disolución del Estado y el verbo enconado del teniente coronel mesías y sus focas "legisladoras" ¡Legisladoras! No me jodan. Somos un país bárbaro, al menos yo no tengo otra lectura de esta literalidad que vamos reconociendo cotidianamente y de la que, queramos o no, formamos parte, aunque pongamos un océano por medio
¡NO podemos continuar en esta vaina!