(Consideraciones realizadas a partir de una recomendación de Juan Carlos Onetti)
En la novela (y en el cuento) la voluntad de la imaginación es expresada por el lenguaje literario; por lo tanto no debe rendirle cuentas a la realidad ni a la historia, se escriba sobre ellas o no.
Quien busque contrastar fuentes, se ha equivocado de género.
La verdad es censura.
La verosimilitud es la herramienta principal del narrador para escribir sus cuentos y novelas.
La verosimilitus es más importante que la verdad.
Quien busque contenido divertido, que vea películas, series o lea historias, crónicas y buenas biografías.
Quien busque ideología, remítase a los tratados ideólogicos de gusto y uso.
La novela y el cuento no divierten ni entretienen; su fin no es el espectáculo, ni pujar por el raiting. La novela y el cuento tienen por cometido implicar (enajenar) al lector con una atmósfera, un lenguaje y un tiempo de un universo propio; recrear o crear y en esa dirección gratificar por su valor estético, pues a pesar de que se tiende a olvidar, las buenas novelas y los buenos cuentos, se inscriben en las bellas artes.
Si tienden una alfombra roja, debe evitarse transitar por ella.
Sé invisible.
La mentira nos acerca a la verdad y no al contrario.
El buen narrador es más un sofista que un filósofo.
En la novela (y en el cuento) la voluntad de la imaginación es expresada por el lenguaje literario; por lo tanto no debe rendirle cuentas a la realidad ni a la historia, se escriba sobre ellas o no.
Quien busque contrastar fuentes, se ha equivocado de género.
La verdad es censura.
La verosimilitud es la herramienta principal del narrador para escribir sus cuentos y novelas.
La verosimilitus es más importante que la verdad.
Quien busque contenido divertido, que vea películas, series o lea historias, crónicas y buenas biografías.
Quien busque ideología, remítase a los tratados ideólogicos de gusto y uso.
La novela y el cuento no divierten ni entretienen; su fin no es el espectáculo, ni pujar por el raiting. La novela y el cuento tienen por cometido implicar (enajenar) al lector con una atmósfera, un lenguaje y un tiempo de un universo propio; recrear o crear y en esa dirección gratificar por su valor estético, pues a pesar de que se tiende a olvidar, las buenas novelas y los buenos cuentos, se inscriben en las bellas artes.
Si tienden una alfombra roja, debe evitarse transitar por ella.
Sé invisible.
La mentira nos acerca a la verdad y no al contrario.
El buen narrador es más un sofista que un filósofo.