Ella salió de su casa temprano en la mañana, tomó un autobús frente al parque Los Álamos, al sentarse miró como dejaba atrás la hilera de árboles con las primeros rojos de la estación manchando sus hojas; nunca se bajó en la universidad, había tomado un colectivo extraño. Viajaría al instante previo en el que se despertó sobresaltada por la sensación de haber perdido para siempre su clase de historia del arte.