viernes, noviembre 16, 2007

Felicia

Cualquier pretexto servía para dar puntadas y declararse loca de amor, ahora un gesto es suficiente para el escándalo y la desafección, una suma sencilla, porque las ecuaciones no dan los resultados esperados en pasajes no convencionales; la normalidad retorna luego de las transgresiones y de los descaros: hay cosas que hacer en la vida, marchar hacia la madurez, la vejez y la muerte. Me han recomendado prudencia, la prudencia se aprende a golpes, ya eres una escéptica cuando te das por enterada y no crees en la prudencia ni en la osadía, es como la certeza del cazador. Miguel, pongámosle un nombre, sabe de cetrería, eso afirma, y tiene una hipótesis interesante, se debe olfatear cuándo una mujer se desconcierta y entonces darle un pretexto. Tontuelo. Te he puesto mil veces las palabras en la boca. Felicia ha ido demasiado lejos, no sólo desplegó las iniciativas importantes para rendirse y rendir al predador, se declaró atrapada, lo sedujo y se convirtió en trofeo de su trofeo; así vio las cosas; tiene un alto sentido de la propiedad y de la competencia; ella nunca abandona del todo ni se da por abandonada, ninguna mujer lo hace, pero abandona por siempre; a veces pierde las medidas y se adentra en terrenos cenagosos donde el control es quebrantable, cruza las fronteras y juega con palabras difíciles de recoger, las ha dicho. Cómo deshacer los entuertos: fui yo quién te hizo posible, seré yo quien te niegue. Luego, hice lo correcto. Te perdí para siempre (lo dije, lo dije). Lo inadecuado, y loco, frito, fritisimo fue haber pretendido amarte para siempre (hacerte creer en el inquebrabtable cristal). Su moral es lábil, lo que es bueno hoy será imperdonable mañana y así, lo que me halagó, me ofende. Civilización ante todo. Se ha enredado tanto, no debió dar más, una vez y no dos ni tres, la mezquindad protege del hambre. Huye. Desaparecí, me volví transparente. Argumenta. La familia, la incompatibilidad, el dolor, la soledad, el destino. Valores. Contundencia lenta y cruel, el fuego azul y majestuoso de los adioses. Él le dijo a una amiga común, antes que nada la cordura: hay que darle a una mujer atrapada en sus tejidos el pretexto para desbaratar la trama. El asunto es cantar y coser: hay amores que se tienen en la vida, nunca se olvidan, son aromas que se quedan en el aire. Pendejadas. Grandes pendejadas.

Tercer día de Cuaresma

  Memento Mori Israel Centeno Si solo das cuenta del afán y los éxitos, darás cuenta del costo. No hay victoria sin precio, ni altar sin fue...