ni siquiera pasajera , vista en la distancia
vergüenza,
mucho atenuó la pasión, lo otorgo,
fui más ciego que el poeta
entonces no importó - por el placer de besar tus dedos empapados-,
que fueses cursi, predecible, nada original; o que valieras menos que treinta monedas de plata, o toda la plata de quien eventualmente llena tu vientre
de ciruelas y manzanas
si hubiese bajado los puentes,
abierto los caminos de los setos espinados
igual te hubieras llenado una y mil veces con el dulce propio
aunque tuvieses la boca empalagada por el semen ajeno,
tu corazón reza, estuvo siempre donde no estuvo mi reino,
y mi corazón está dónde mi reino prevalece
Así la flecha atravesó al fruto en el aire, justo cuando le daba una vuelta al jardín de tus pantanos
rezas el rosario, movedizo,
y te confiesas en la parroquia de tu madre,
todo eso se pudo escribir como una profecía,
preferí cazar liebres
perseguir a las monjas de otros conventos,
negar una y otro vez mis accesos,
por el Norte y por el Sur
Este y Oeste
porque antes de que cante el gallo tres veces