Unas de las primeras notas críticas sobre Calletania, hablaba de Los malandros cultos de Israel Centeno. Ayer avanzaba mi vida como la de cualquier hijo de esta ciudad, en un tráfico lento y exasperante. Los moderadores de los programas de radio te dicen, no hay vuelta, tómatelo con calma y tratan de hacer ameno el desperdicio de tiempo; debe asumirse la inutilidad de una tranca como algo útil, puedes pasearte por los escenarios catastróficos de la política nacional, pensar en el nombre de la nueva miss y tratar de armar trabalenguas, perder la mirada en el cuerpo de tres modelos agrumadas contra una valla, y decir en broma, qué fea están y no están así como se ven, me dijo en algún momento un amigo fotógrafo, si supieras los malabares que uno tiene que inventarse con la luz para hacerlas renacer perfectas. Los fotógrafos nunca se enamoran de las mujeres hermosas, están seguros de su imposibilidad.
Atrapado en un tráfico, mirando caer la lluvia, me sentía vulnerable y pensaba en una vieja nota crítica sobre mi primera novela; no deseaba escuchar radio y no pude birlarles el Mp3 a mis hijas; entonces, busqué una estación de música y me resigné a sus caprichos. Pero sucede que las canciones tontas, las letras saturadas de obviedad y el bombardeo de lugares comunes son nocivos, eso deberían advertirlo; la ley resorte tiene sus grandes baches y luego los humanistas que trabajan para hacernos más iguales, quieren que uno vaya por allí refrendando iniciativas tan irresponsables que te dejan expuesto al deplorable ejercicio de la cursilería. Nunca me había detenido a tratar de entender una canción de Maroon5 ni de James Blunt, las dejaba pasar, dejaba que llegaran las cadencias que me agradaban; pero nunca hice un esfuerzo; porque es un gran esfuerzo, soy un hombre sordo que apenas modula un inglés puertorriqueño y que detesta hacer esfuerzos inútiles, por eso maldije al descubrirme afanado e inmerso en una tranca endemoniada.
So hard to keep her satisfied
So hard to keep her satisfied
Kept playing love like it was just a game
Pretending to feel the same
Then turn around and leave again
This love has taken its toll on me
This love has taken its toll on me
She said Goodbye too many times before
And her heart is breaking in front of meI have no choice cause I won´t say goodbye anymore
Las trampas son más sencillas de lo que suponemos, hay gente que imagina artefactos dentados que destrozan sus tobillos, o lianas que tiran de tus extremidades y te elevan hasta la copa de un árbol. La más sencilla y eficaz de todas, la que atrapa tanto a almas vulgares como a personalidades complejas, es aquella que te coloca frente a un espejo y que en vez de imágenes proyecta tus sentimientos distorsionados en una canción. Por eso la gente sufre o se exalta con estupideces. Es la fullería del juglar de la plaza, del tañedor salterios y címbalos . !Por Dios, es tan antigua! Eso pensaba y no lograba safarme del lazo hasta que volví con más detenimiento a pensar en la vieja nota crítica sobre Calletania, mi primera novela. Hay quienes creen, muy pocos, conozco a poca gente y muy poca gente me conoce a mi, que tengo una relación estrecha con malandros cultos o que he desarrollado un imaginario para ellos, hasta ese punto han llegado algunas personas; es un mito. Conozco a gente excéntrica y he tenido trato con dos o tres que pudieran estar caminando por el dudoso filo de los límites, pero no más. Creo que los únicos malandros que llegué a conocer y no eran cultos, lo puedo jurar, están ungidos por la revolución y bendecidos en el poder.
Las trampas son más sencillas de lo que suponemos, hay gente que imagina artefactos dentados que destrozan sus tobillos, o lianas que tiran de tus extremidades y te elevan hasta la copa de un árbol. La más sencilla y eficaz de todas, la que atrapa tanto a almas vulgares como a personalidades complejas, es aquella que te coloca frente a un espejo y que en vez de imágenes proyecta tus sentimientos distorsionados en una canción. Por eso la gente sufre o se exalta con estupideces. Es la fullería del juglar de la plaza, del tañedor salterios y címbalos . !Por Dios, es tan antigua! Eso pensaba y no lograba safarme del lazo hasta que volví con más detenimiento a pensar en la vieja nota crítica sobre Calletania, mi primera novela. Hay quienes creen, muy pocos, conozco a poca gente y muy poca gente me conoce a mi, que tengo una relación estrecha con malandros cultos o que he desarrollado un imaginario para ellos, hasta ese punto han llegado algunas personas; es un mito. Conozco a gente excéntrica y he tenido trato con dos o tres que pudieran estar caminando por el dudoso filo de los límites, pero no más. Creo que los únicos malandros que llegué a conocer y no eran cultos, lo puedo jurar, están ungidos por la revolución y bendecidos en el poder.
Nota aparte
Hola Urriola, comprendo que te he metido en unos cuantos bretes, debes estar armando una historia, peleando con el diseño de su estructura. Siempre con el ánimo de continuar aportando elementos para el encomiable reto al que respondes, te copio unas declaraciones, no de la diva lectora, sino de una diva que recién ha dejado el capullo de las nínfulas, y aunque está en el nimbo de sus veinticinco años, habla con la sabiduría de las mujeres de treinta:
“yo he trabajado con diosas, con mujeres que, como dice Mimí Lazo al referirse a Chiquinquirá Delgado, parecen que estuvieran todo el día en Photoshop. Tiene todo precioso, los pies las manos. He tenido la oportunidad de trabajar con las mujeres más bellas de este país y son las más inseguras. Todos el tiempo están: “Oye, no, que me salta esto de aquí, que tengo que quitarme tres pelitos. Debo inyectarme por acá” ¡Dios mío, no es posible! Que se lean un libro, la vida tiene muchas más cosas. Cuando se miran en cámara, lo que están pendiente es de que lado se ven mejor o como se les nota el escote. Están faltas de todo, de cariño, de un abrazo, de un beso…No se puede ser tan inseguro.”
Daniela Alvarado
Modestamente puedo decir que las he visto tras cámara y nunca saqué nada tan en limpio, como lo ha hecho ésta criatura. No sé si te sirva de algo, ¿A mi? Tampoco
Hola Urriola, comprendo que te he metido en unos cuantos bretes, debes estar armando una historia, peleando con el diseño de su estructura. Siempre con el ánimo de continuar aportando elementos para el encomiable reto al que respondes, te copio unas declaraciones, no de la diva lectora, sino de una diva que recién ha dejado el capullo de las nínfulas, y aunque está en el nimbo de sus veinticinco años, habla con la sabiduría de las mujeres de treinta:
“yo he trabajado con diosas, con mujeres que, como dice Mimí Lazo al referirse a Chiquinquirá Delgado, parecen que estuvieran todo el día en Photoshop. Tiene todo precioso, los pies las manos. He tenido la oportunidad de trabajar con las mujeres más bellas de este país y son las más inseguras. Todos el tiempo están: “Oye, no, que me salta esto de aquí, que tengo que quitarme tres pelitos. Debo inyectarme por acá” ¡Dios mío, no es posible! Que se lean un libro, la vida tiene muchas más cosas. Cuando se miran en cámara, lo que están pendiente es de que lado se ven mejor o como se les nota el escote. Están faltas de todo, de cariño, de un abrazo, de un beso…No se puede ser tan inseguro.”
Daniela Alvarado
Modestamente puedo decir que las he visto tras cámara y nunca saqué nada tan en limpio, como lo ha hecho ésta criatura. No sé si te sirva de algo, ¿A mi? Tampoco