Es una condición simple y por simple compleja, la paz exige civilidad, no soy hermano de alguien sólo por haber nacido en un espacio geográfico común. Me hermana el foro, los límites, el derecho y el deber compartido, mi individualidad interactuando con los otros y los otros interactuando con mi individualidad en la polis o como quieran llamarla. Si, imponiéndose el odio de clases, de casta o de género y en nombre del mismo, se desconocen los valores anteriores, la ciudad, el municipio y el país se convierte en una cárcel, un lugar agobiante en donde la no convivencia es naturalizada por la supresión y el sometimiento de quienes se paran al frente y a los lados -cuando están a tus espaldas ya estás literalmente cogido- por ejemplo: los del pabellón uno en contra de los del pabellon dos y los del dos bajan contra los del pabellón tres y así todos se cargan a los anteriores. Carro sin placa no anda: una mano en el culo y la otra para entrompar la nariz de quien te lo toque. En esas condiciones, el enemigo, ahora -no hermano, ni compatriota - carece de escrúpulos, y apela a ellos ante quien tiene al frente buscando el mejor flanco para aplicarle una máquina, jugarle sucio, vaciarle la sustancia en los ojos y en las demás mucosas. Una de las estrategias elaboradas con minuciosidad por el astuto y cínico predador en situación de enfrentamiento, es invocar la buena fe y la humanidad de la contraparte, los lobos meten la cola entre las patas, y luego, sin consideración ejercen su diamantina y más honesta brutalidad, saltan directo a la yugular pues.
La gente se cansa de jugar a Gandhi y sus hermanos o a los derechos civiles en Uganda – Tierra de Hugo –; de levantar las manos para recibir la agresión, a veces, solo a veces hay que imponer respeto cuando la civilidad no existe, y resolver el dilema: me defiendo o me dejo joder: that's the cuestion.
S i de cualquier manera me van a decir golpista, bueno, que lo digan con un ojo morado.
La gente se cansa de jugar a Gandhi y sus hermanos o a los derechos civiles en Uganda – Tierra de Hugo –; de levantar las manos para recibir la agresión, a veces, solo a veces hay que imponer respeto cuando la civilidad no existe, y resolver el dilema: me defiendo o me dejo joder: that's the cuestion.
S i de cualquier manera me van a decir golpista, bueno, que lo digan con un ojo morado.